17 de mayo de 2010
En Colombia, desgraciadamente, hay individuos que no ven más allá de sus intereses privados y dejan entre renglones las evidencias: Está perdiendo el pueblo colombiano, gracias al interminable laberinto plagado de impunidad y politiquería, violación de los derechos humanos y humanitarios, desplazamiento forzado y una guerra que por décadas desangra al país, militares y civiles secuestrados que se pudren o mueren en la selva, ausencia de una paz duradera, etcétera.
De la misma manera, he observado el indiscutible atropello a la inteligencia de los seres humanos, por parte de algunos patrioteros, medios de comunicación y periodistas, al tratar con morbosidad demencial los temas relacionados con la violencia, los secuestrados, la corrupción, el libertinaje y la visceral defensa de la pseudo moralidad y democracia.
Tengo la percepción de que algunos individuos, sin el menor escrúpulo han sacado buenos dividendos a un execrable espectáculo noticioso, aplicando embrollos y desinformación, estimulando el odio y ataviándose con el banderín de la libertad de expresión. Pero... olvidan, en determinados eventos, poner en práctica la ética y el discernimiento, como integrantes activos e influyentes de la sociedad.
Por todas estas razones, es menester, que los políticos pundonorosos, medios de comunicación y periodistas honestos, asuman con decencia su responsabilidad de salvaguardas de la imagen del país, y con decoro ilustren a la sociedad.
De ahí que, es esencial ayuden a la reconciliación nacional, informen con la verdad para educar a los ciudadanos a cómo desenmarañar los intríngulis del conflicto en el que está sumergida la nación, ya que, es impostergable buscar soluciones a los gravísimos problemas de fondo, con un proyecto incluyente que de solución a los problemas sociales como primer eslabón para alcanzar la paz.
Fotografía: Internet