La ética dormida
Por: Claudia Cadelo
Octavo Cerco
Foto: Lia Villares http://habanemia.blogspot.com |
Polemizo con un amigo sobre la ética y los intelectuales y él me reprocha: Si piensas eso debes decírselo a esas personas. Y yo le respondo: ¿Cómo le voy a decir a alguien tan inteligente, tan sabio, algo tan obvio? ¿Crees que no lo sabe? ¿Cómo le voy a decir a un curador que creo que debe suspender su exposición porque los artistas que participan están siendo amenazados por la seguridad del estado? ¿Cómo le voy a aconsejar a un músico que yo creo que lo éticamente correcto sería suspender su concierto porque hay público afuera que no puede entrar, el sitio está tomado por la policía política? ¿Cómo le voy a insinuar a un teórico que yo considero que su conferencia no debería tener lugar porque parte de los interesados en el tema no podrá escucharla, son considerados “contrarrevolucionarios”? ¿Con qué derecho, más aún, les diría todas esas cosas cuando yo generalmente estoy entre los amenazados, los que no pueden entrar y los contrarrevolucionarios? Siento que mi posición, obviamente tan poco neutral, me obliga a callarme algunos juicios. Sin embargo sé que aunque estuviese en cualquier otra circunstancia, seguiría pensado lo mismo.
Mi amigo me dice que mi respuesta es cobarde y probablemente tenga razón. No me gusta estarle diciendo a la gente lo que considero ético, sé perfectamente que ellos están de acuerdo conmigo en esas cuestiones y por razones ajenas a la ética asumen otras posturas.
Supongo que me estoy volviendo radical. Cuando estudié historia en la escuela me decían que eso era bueno. ¿Tendrán razón?
Foto: Lia Villares http://habanemia.blogspot.com