'La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos... Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público... Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al público'. 'El periodismo verdadero se asegura de no parcializarse jamás, pase lo que pase... Si el periodismo es ético y profesional ofrecerá las dos caras de una moneda, la versión de cada bando en un conflicto, y las mostrará siempre en partes iguales... Si no lo hace, entonces no es periodismo: Es sólo basura, y de la peor clase, es decir, la típica basura que se vende a si misma a cualquier otro interés político o económico distinto de la verdad real de las cosas'. Joseph Pulitzer.

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El síndrome de la cucarachita Martina - Por Yoani Sánchez

El síndrome de la cucarachita Martina
Por Yoani Sánchez
Generación Y

El dinero vino en un sobre blanco, traído hasta la puerta por una agencia -alternativa e ilegal- de distribución de remesas. Lo acompañaba una carta del tío que se fue hace treinta años hacia New Jersey y nunca más volvió. “Úsenlo para celebrar la Navidad”, decía con su letra estilizada y concluía la nota con un breve “bye“. La señora cerró la puerta aún sin creer que el pariente emigrado les hubiera mandado aquellos 50 salvadores dólares por fin de año. Llamó a gritos al hijo y a la nuera, mientras la gran pregunta comenzaba a cobrar forma en su mente: “¿Qué me compraré?”

Primero pensaron en reparar el techo que se filtra con cada aguacero, pero al quitarle el 20 % de impuesto del USD en Cuba, no quedó suficiente para los materiales. Otra posibilidad era invertir en sacar la licencia de una cafetería para vender jugos en el portal de la casa. El hijo de la señora la convenció rápidamente de que no, pues las ganancias de tal labor por cuenta propia demorarían en llegar y ellos estaban urgidos de dinero cuanto antes. Le recordó que su esposa pariría en tres semanas y que la prioridad eran los pañales desechables para el bebé. Sin embargo, la dueña de la casa se negó a convertir todo en Pampers, pudiendo con el pequeño capital reparar el motor de la lavadora, roto desde hace años. “Además, yo necesito un par de zapatos, porque me da pena seguir yendo al trabajo así”, sentenció la ya malhumorada mujer. El tío -en la distancia- era ajeno a la agitación que su remesa estaba causando.

Estuvieron el resto de la semana discutiendo qué hacer con los 40 pesos convertibles que les dieron como cambio en el banco. La querella tomó por momentos tintes agresivos, cuando la hija que no vivía en la casa se apareció para reclamar la parte que le tocaba a ella. Ninguno se planteó en serio cumplir con lo que el familiar exiliado había deseado: que adquirieran unos turrones, una botella de sidra y un pedazo de cerdo para Noche Buena. Al amanecer de un sábado de diciembre, la taza de baño apareció tupida. Buscaron un plomero que cobró 38 CUC por repararla y cambiar un trozo de tubería. La propia vida había establecido así sus prioridades de gastos. La mujer se sentó entonces en el sillón de la sala y volvió a preguntarse qué se compraría, ahora, con los 2 CUC restantes.
Foto: Orlando Luis Pardo Lazo
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