'La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos... Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público... Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al público'. 'El periodismo verdadero se asegura de no parcializarse jamás, pase lo que pase... Si el periodismo es ético y profesional ofrecerá las dos caras de una moneda, la versión de cada bando en un conflicto, y las mostrará siempre en partes iguales... Si no lo hace, entonces no es periodismo: Es sólo basura, y de la peor clase, es decir, la típica basura que se vende a si misma a cualquier otro interés político o económico distinto de la verdad real de las cosas'. Joseph Pulitzer.

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La chispa y el ingenio humorístico de Gilberto Alzate Avendaño - Por Sergio Esteban Vélez

La chispa y el ingenio humorístico de Gilberto Alzate Avendaño

Por Sergio Esteban Vélez

Sergio Esteban Vélez


El pasado 10 de octubre, se celebró el centenario del natalicio del caudillo conservador manizalita Gilberto Alzate Avendaño, y, el 26 de este mes, se cumplirá el cincuentenario de su fallecimiento (ocurrido en la Clínica Marly, de Bogotá).

Al hablar de este ilustre parlamentario y diplomático, hijo de la Universidad de Antioquia, vale la pena anotar que, además de uno de los políticos más destacados de Colombia en el siglo XX, fue un lúcido y perspicaz ensayista, periodista y académico de la Lengua.

Los estudiosos de nuestra historia política dicen que, si la muerte no se le hubiera atravesado a los cincuenta años de edad, este imbatible orador habría sido uno de los presidentes conservadores del Frente Nacional. Sin embargo, muchos ignoran que el mismo Alzate no aprovechó la oportunidad para asumir la Presidencia de la República, cuando la tuvo “en bandeja de plata”. Fue en 1951, cuando el presidente Laureano Gómez, por motivos de salud, se vio obligado a renunciar. El designado a la Presidencia de la República, encargado de reemplazar al Primer Mandatario, era el doctor Eduardo Santos, pero, como era lógico en un líder tan sectario como Laureano, el presidente Gómez no iba a entregarle el poder a un liberal. De modo que se convocó al Congreso para escoger nuevo designado a la Presidencia, que era prácticamente elegir el nuevo presidente de la República, dada la renuncia inminente del titular. Y, para tal elección, las mayorías en el Congreso las tenía aseguradas Gilberto Alzate Avendaño. Pero Laureano, que había tenido algunas discrepancias con Alzate, pues este era más ospinista que laureanista, dio a entender que preferiría que fuese nombrado el doctor Roberto Urdaneta Arbeláez. Entonces Alzate, quien, sin ningún esfuerzo, habría podido hacerse elegir para la Primera Magistratura, en un acto de nobleza política, dijo: “Tengo las mayorías en el Congreso, pero acato la voz del Presidente, y voy a pedir que se vote por el doctor Urdaneta Arbeláez”.

En estos días de efemérides alzatistas, he conversado largamente con mi jesuítico amigo el abogado, filósofo y catedrático Antonio Cuartas Arango, para evocar la agudeza mental y la inteligencia de ese colombiano tan brillante como controvertible (nunca disimuló su admiración por el fascismo). En nuestras charlas, repasamos muchas de las ocurrencias exquisitas de Alzate que reseñan sus biógrafos (como Horacio Gómez Aristizábal y Héctor Ocampo Marín). Quisiera referirme a algunas de ellas, muy breves, que reflejan vivamente la chispa y el ingenio humorístico de este distinguido personaje de nuestra historia:

- En sus tiempos de soltero, el doctor Alzate tenía una novia en Manizales con la cual se había peleado. Un día, a lomo de un bello corcel, fue a visitarla. Ella salió a la ventana y le dijo: “Me encanta el caballo, pero no el jinete”, a lo cual Alzate respondió: “Caprichos de yegua, señorita”.

- En una ocasión, hablando de política, pronunció esta máxima: “En política, como en agricultura, el estiércol sirve de abono”.

- Es famosa su indagatoria, en Manizales, cuando se produjo una huelga de choferes que él prohijó. El texto, que fue publicado por Jorge Mario Eastman, está lleno de frases de Alzate cargadas de brillo y de donaire. Vale la pena mencionar, por ejemplo, que, cuando se le pregunta por su profesión, dice: “En Colombia, mientras no se demuestre lo contrario, todos somos abogados”. Y cuando el juez inquiere acerca de por qué Alzate había mandado a la gente a que se sentara en plena calle obstruyendo el tránsito, el “Mariscal” respondió, con gracia: “Porque es de elemental cortesía mandar a la gente a que se siente”, y añadió: “Yo soy un incendiario con alma de bombero”.

- Un día, cuando le preguntaron acerca de su talento, dijo: “Tengo talento, porque la naturaleza no produce titanes en serie”.

- Alguna vez, acerca del sentido de la democracia, afirmó: “La mayoría es la mitad más un traidor”.

- Y, hablando sobre la fama, declaró: “La fama es como una inmensa montaña: cuando se llega a lo alto, se encuentra uno con la soledad”.

- Sobre el problema agrícola, opinaba Alzate: “Somos un país de tierras sin hombres y de hombres sin tierra”.

- Es de anotar que la señora esposa del doctor Alzate Avendaño, doña Yolanda Ronga, era una dama supremamente elegante y bella. Y el doctor Gilberto la solía llevar a todas sus reuniones políticas y sociales. Inquieto por esto, un amigo indiscreto le preguntó: “Doctor Gilberto, ¿usted por qué lleva a su esposa a todas partes?”, a lo cual Alzate contestó: “Es que, cuando uno sale de casa, tiene que llevar todo lo que necesita, para no tener que molestar a los amigos".

- Se dice que el doctor Alzate era un comensal de gran apetito y parece que la bulimia fue una de las causas que adelantaron su muerte. Cuentan que una vez asistió a una recepción política en un pueblo y que los anfitriones, que conocían sus gustos gastronómicos, le sirvieron un pavo entero para él solo. Alzate tomó los cubiertos y dijo: “Voy a hacerle la cirugía al pavo”, y, tras engullirlo, habría preguntado: “¿Y después de este aperitivo, qué sigue de plato fuerte?”

- Cuando divulgaron la noticia de que estaba muy enfermo, expresó lo siguiente: “Soy un barco que se hunde con las luces encendidas”.

Las autoridades nacionales y departamentales (de Caldas y de Antioquia) todavía están a tiempo para animarse a celebrar debidamente estas importantes efemérides de uno de nuestros estadistas más preclaros.
Foto: Internet
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